Gracias a Sensacine y Golem Distribución, pudimos ver la semana pasada la película argentina Paulina. Además contamos con la presencia de su director Santiago Mitre y protagonista Dolores Fonzi, que nos la presentaron brevemente. Aunque prefirieron explayarse poco y dejar que la propia obra hablara por sí sola, fue muy interesante escucharles sobre lo que significaba la película para ellos y las complicaciones de las producciones pequeñas para encontrar distribución.
La película se iba a llamar La Patota, al igual que el filme de 1960 (que confieso que no sabía que existiera) del que según nos dijo Santiago es una «reversión»; pero durante el proceso de rodaje decidieron que les gustaba más Paulina. Nos cuenta una historia con un arranque tremendo: una joven muy idealista que abandona su carrera en la abogacía para dar clase de política a jóvenes de comunidades rurales, es brutalmente atacada y violada por un grupo de hombres que la confunden con otra. A partir de ahí no tenemos una investigación policial, ni una historia de venganza; Paulina constantemente actúa según su propio criterio, escapando denodadamente al control que intentan ejercer la gente (especialmente los hombres) que la rodean: no sólo sus agresores, sino también su padre, su novio o sus amigas, que con su mejor voluntad intentan marcarle el camino que debe seguir.
La historia está estructurada con saltos continuos en el tiempo. Oímos la voz en off de Paulina que le relata lo que le ocurrió a una psicóloga, y vamos viendo la historia en forma de flashback; y en varios momentos saltamos hacia atrás y volvemos a ver los mismos hechos desde el punto de vista de otro personaje. Esto hace que constantemente nos replanteemos lo que hemos visto.
La fecha de estreno es el próximo día 27. Paulina es dura, incómoda y difícil de ver. Pero también es una historia que merece, e incluso debe verse.
Escrito por Mario Villar
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