Ahora viene cuando me matan. Estamos a unos cincuenta minutos (aprox) de saber el desenlace del megafollón en que se ha convertido Sons of Anarchy. Pese a que esto de megafollón pueda parecer algo malo, es más bien todo lo contrario. La serie ha ido madurando con el paso del tiempo para convertirse en uno de los mejores productos que nos ofrece la televisión. A día de hoy, no veo ninguna serie que me deje tan pegado a la silla como lo hace esta.
To be, Acto 1, nos plantea un pre-clímax que acabará de estallar en el siguiente To be, Acto 2 con la esperada, y posiblemente fatídica, reunión del cartel con la IRA. Si bien no es el capítulo con más acción de todos, no escatima en momentazos (la escolta a Tig, Gemma y Jax hablando de sus cosas, Tara contra Gemma). También es un episodio más centrado en personajes en concreto, véase Jax, Tara y Gemma, a diferencia del anterior donde todos tuvieron su pequeño momento. No obstante, y por mucho aprecio que le tenga a la serie, ha habido ciertas cosas que no me han acabado de convencer. Pero vamos a lo que vamos.
Mala hierba nunca muere
Como era de esperar, arrancamos un segundo después del final del anterior episodio. Como era de esperar también, Clay sobrevive, que para eso es el jefe de SAMCRO (es curioso como ahora sus manos ya no son un problema). Jax evita que Opie acabe su cometido y con la llegada de Unser y un novato la cosa se calma. Clay, balbucea las que podrían ser sus últimas órdenes, y creo que son las peores directrices que podría dar para manejar el asunto de sus dos tiros en el pecho.
Aquí entra el primer problema. Parece ser que la tónica imperante en el modus operandi de los Sons es solucionar un problema creando otro aun más grande, porque que digan lo que quieran, pero acusar a los Niners de atentar contra el presidente de SAMCRO para incubrir lo de Opie, me parece la peor solución posible. Y lo van a pagar en el futuro.
De esta secuencia, destaco a Unser por el rol que está adquiriendo. Desde hace unas semanas, el ex-jefe de la policía de Charming ha pasado de ser un calzonazos total a alguien que le habla a Clay de tú a tú sin bajar la mirada, que tiene el valor de estar presente en el mayor momento de inestabilidad de Opie y que se encarga de limpiar escenas del crimen con total naturalidad y eficacia.
Ahora tenemos a Clay en el hospital -y ojo a ese plano secuencia al más puro estilo Urgencias-. Con Bobby y Juice en la cárcel, la mitad no sabe qué hacer, Jax agobiado al frente y Tig culpándose por haber dado la espalda a Clay y que a raíz de ello le hayan pegado dos tiros. Con tal panorama no es de extrañar que a Tig se le vuelva a ir la cabeza (como en los viejos tiempos) y vaya a hacer una visita a Laroy mientras se toma un café con su novia (¿alguien dijo SAMCRO roto?). Como resultado nos da una joven atravesando un aparador (en un acto de inteligencia extrema), Laroy clamando venganza y una espectacular persecución (visualmente potentísima) entre Sons y Niners que se salda con dos muertos más para los de Laroy. Como he dicho, solucionar problemas creando otros más grandes.
Paralelamente, Tara está en un estado de paz interior que asusta. Primero habla con Jax para saber si éste pretende seguir con su plan de irse de Charming, luego le pide que le diga que la quiere. Después, recibe la visita de Gemma que vuelve del hospital donde con un simple “mantenedlo con vida” te da a entender un “dejadlo así que ya lo matamos nosotros”, genial. Gemma, en un último intento por atar a su hijo al club, cuenta a Tara toda la verdad sobre Piney y las malditas cartas. Intenta cargar la culpa sobre Tara para que le entregue las cartas y así Jax las pueda leer. Basta decir que si Jax descubre el pastel sobre la muerte de John Teller no dejará el club, cosa que Tara no está dispuesta a permitir. No obstante Tara le da a Gemma el paradero de las cartas y concluye con otro “dime que me quieres”. No sé, pero parece como si estuviera a punto de inmolarse, me la imagino apareciendo en la reunión del cartel con la IRA, con un cinturón de C4 y llevándose a Kellan, Romeo, Galindo y el resto por delante.
De vuelta con SAMCRO, nos encontramos al grupo más reducido de la historia. Todavía no sé como han podido encontrar tantos refuerzos para escoltar a Tig. Jax está desesperado, de entrada se va mañana pero se ha visto metido en una nueva guerra entre bandas (SoA vs Niners, por la ida de olla de Tig) y debe preparar la mega reunión entre irlandeses y mexicanos. Opie, se encuentra totalmente fuera de juego. Chibs aún mantiene la compostura y ejerce como punto tranquilizador para Jax. Tig, descontrolado. Y luego está Happy con un mal día, porque lo poco que habla y dice lo que dice. Me refiero al momento en que vuelven de la persecución, Tig se va a ver a Clay y Happy nos regala un “tiene razón, tiene que haber sido Laroy. Debe morir, como muchos”. No digo que la frase esté mal, el problema está en que el actor que interpreta a Happy, David Labrava, parece que lo esté diciendo mientras lo lee de una pizarra.
Con estos no nos da ni para un equipo de fútbol sala
Después de esto, vemos a Tig derrumbarse en el hospital, llorando sobre el consolador hombro de Gemma. Como dicen algunos, Tig tiene una sordidez entrañable, aunque sea una especie de depravado sexual con cierta inestabilidad emocional, que podría interpretarse como locura máxima, consigue tocarte la fibra. Porque en el fondo, Tig es un ser sensible y débil que se derrumba al ver a su mejor amiga postrado en la cama de un hospital.
Y concluye el capítulo con lo que yo llamo LA ESCENA, así en mayúsculas porque básicamente se desvela algo que se intuyó en el primer episodio de la primera temporada y de lo que nos han ido dando ciertas pistas. Ahora es Gemma cara a cara con Jax, contándole la verdad sobre John Teller. Las caras de Jackie Boy mientras recibe esa cascada de información son un poema, va pasando por todos los estados emocionales para quedarse con el de ira hacia Clay. Gemma, por su parte ha sido lista y se ha cubierto las espaldas para que TODO apunte directamente sobre Clay, quedándose ella al margen. Vuelven las referencias a Hamlet, cuando Gemma persuade a Jax para que se quede en SAMCRO, el lugar donde pertenece, el lugar donde deben estar los Teller, su trono, vamos.
Gemma deja a su hijo leyendo las cartas de la verdad mientras espera afuera. Allí Unser le dice que Clay está estable y luego aparece Tara para cerrar el capítulo y dejarnos temblando para lo que se viene este martes. Tara coge las riendas, le da una lección de como manipular las cosas a Gemma y le pasa una jeringuilla a Jax. Ahora las cosas parecen estar más claras que nunca. Jax acaba los deberes y se va con Tara, mientras Gemma y los demás intentan reconstruir un club destruido por las mentiras. Pero del dicho al hecho hay un trecho y cincuenta minutos dan para mucho.
Feliz espera
Escrito por Fran Vázquez
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