Gracias a nuestros apreciados amigos de Sensacine pudimos disfrutar el pasado lunes, una semana antes de su estreno en España, de esta coproducción europea (la mayoría del equipo artístico es húngaro) que triunfó en el circuito de festivales el año pasado, principalmente Cannes.
White God transcurre en Budapest, pero podría ser cualquier capital europea. Parece ser la época actual, y todo es casi como lo que conocemos, sólo que el tratamiento de los perros no de raza es un poco (sólo un poco) más extremo: es necesario registrarlos y pagar una tarifa por ellos, o se les lleva de inmediato a la perrera, y los que estén libres en la calle (normalmente por ser abandonados) son perseguidos y cazados a conciencia. En esta situación, el padre de la joven Lili abandona a su perro Hagen para no pagar la tarifa; ella le busca incansablemente, pero la mayoría de los otros humanos que parecen ayudarle, lo hacen para aprovecharse de él. ¿Qué ocurrirá si los perros llegan al límite de lo que pueden aguantar?
Por admisión propia, el director Kornél Mundruczó ha querido contar una historia sobre la represión de las minorías; pero en vez de elegir una minoría étnica, sexual, económica o cualquier otro colectivo humano, nos lo cuenta a través de perros. Es un planteamiento ciertamente original, que además ha puesto en imágenes con mucha fuerza y ritmo, en una historia llena de pequeños detalles que nos acercan más a los personajes y nos hacen empatizar con el sufrimiento de los animales. En su afán por llevar la premisa hasta las últimas consecuencias, quizá algunos momentos de la historia resultan algo forzados, pero ¿no son aún más forzadas las barbaridades que hacemos realmente a los animales, o entre nosotros?
Todos los actores son muy naturales y eficientes; llaman la atención, por supuesto, los perros que interpretan a los personajes caninos; especialmente Hagen, a quien vemos desplegar todo tipo de actos y emociones, y nos hace preguntarnos cómo habrán conseguido que lo haga. El festival de Cannes tiene desde hace pocos años un premio llamado la *Palm Dog*, otorgado a la mejor interpretación canina, y por supuesto este pasado 2014 fue para ellos.
White God es diferente, muy entretenida y da que pensar. Si os apetece variar un poco de los espectáculos palomiteros habituales en esta época del año, la recomendamos mucho.
Escrito por Mario Villar
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