Como todos sabéis, el pasado 12 de noviembre falleció Stan Lee, el creador de los superhéroes más importantes del Universo Marvel. En la infografía de Stampaprint que ilustra esta página tenéis un resumen de su vida y carrera. En el artículo que sigue quiero contaros mi experiencia personal.
La segunda vez que acudí a la London Film and Comic Con, Stan fue el invitado estrella. En su momento os contamos nuestra experiencia con más detalle: sólo mencionar que todos sentimos una emoción indescriptible desde el día anterior, yendo a una tienda de cómics a escoger con sumo cuidado el ejemplar perfecto para que nos autografiara; el viernes estando en su presencia para obtener su firma; y durante esos maravillosos segundos en que nos hicimos una foto con el padre del entretenimiento moderno.
Dada su ya avanzada edad, y el anuncio de que iba a ser su última aparición en Europa, pensé que conocerle iba a ser algo de una vez en la vida. Si eso hubiese sido todo ya habría sido una bendición. Pero dos años después, parte del mismo grupo (con una nueva incorporación) nos desplazamos a la New York Comic Con, y Stan también estaba allí. Uno de los días pude asistir a una mesa redonda entre él, Chris Claremont y Walt Simonson (otros dos guionistas ilustres de las épocas de más éxito de Marvel), moderados por un extasiado Kevin Smith. Ese año, dado que el enorme centro de convenciones Javits Center empezaba a quedarse pequeño, algunos actos de la convención tuvieron lugar en otras localizaciones de la zona sur de Manhattan; esta mesa redonda, concretamente, se celebró en el escenario pequeño del Madison Square Garden, lo que contribuyó a su carácter mítico. Comenzó con la proclamación oficial por una representante del ayuntamiento de que, a partir de ese momento, en la ciudad de Nueva York el 7 de octubre se delaraba oficialmente el Día de Stan Lee. A continuación pudimos asistir a una deliciosa charla en la que Kevin y Stan se vacilaban el uno al otro constantemente, Chris Claremont «el Profesor del cómic» contaba auténticamente deslumbrado todo lo que aprendió trabajando con Stan… y le imitaba jocosamente en sus propias narices, y Stan exclamaba, una vez más y en directo para todos nosotros: «Excelsior!» No exagero cuando os digo que ha fue de las mejores horas de mi vida.
Y eso no es nada comparado con La Foto. Por si no conocéis a Fanvención, os cuento que es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la ayuda a los necesitados a través de la ciencia-ficción y la fantasía, así como la difusión cultural de estos géneros. Mis compañeros de viaje formaban parte de su organización (yo, modestamente, colaboro en sus acciones en la medida de mis posibilidades) y habían planeado entregarle a Stan una placa en reconocimiento a su incomparable carrera profesional y agradecimiento por hacer de nuestras vidas un lugar lleno de héroes y sueños; con especial hincapié en el hecho de que su obra es una de las inspiraciones principales de la ONG. Además, los presentes queríamos hacernos una foto con él y con la placa. Si alguna vez habéis estado en una sesión de fotos de un famoso, sabréis lo complicado que era que esa operación saliera bien… pero no salió bien, salió perfecta. Con la ayuda de su asistente, le explicamos a Stan lo que hace la ONG y el motivo de entregarle la placa; y él nos dio las gracias a todos (¡él a nosotros!) por lo que hacemos, nos dio la mano, y dijo «Wonderful». Es sólo una palabra, pero la dijo con toda su admiración. No soy capaz de explicar lo que sentimos en ese momento. Aquí tenéis el resultado.
Stan nos ha dejado, pero sus obras perdurarán para siempre, y el recuerdo de estos momentos vividos me acompañará hasta mis últimos días. ¡Gracias maestro!
Escrito por Mario Villar
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