Un cuento perfecto, el roce hace el cariño

Netflix ha vuelto a adaptar una novela de la escritora Elísabet Benavent: tras el éxito de la saga de Valeria, este verano se ha estrenado “Un cuento perfecto”, una miniserie protagonizada por Anna Castillo y Álvaro Mel.

En sus cinco episodios, veremos, como es de esperar, una historia de amor, pero para mi gusto, mucho mejor que la de Valeria.

Reconozco que me he leído casi todos los libros de Elísabet Benavent, son fáciles de leer, no te hacen pensar y como es de esperar, tampoco son muy originales. Todas sus tramas van de una chica y sus amigas averiguando qué quieren hacer en la vida mientras se enamoran.

Por eso, la miniserie “Un cuento perfecto” es ideal para verla un fin de semana de verano en el que no tengas mucho que hacer, tanto si te has leído el libro como si no. Es amena, es romántica y tiene todo lo que puedes esperar de este tipo de series, pero vamos al lío.

(Cuidado, spoilers)

El amor no se crea ni se destruye, se transforma

Margot (Anna Castillo) es una pija con un puestazo, es la vicepresidenta de un grupo hotelero fundado por sus abuelos. Tiene una perfecta relación con un novio guapísimo (Mario Ermito), unas hermanas un poco dispares y una madre (Ana Belén) que la fustiga para que viva como viven las pijas, sin sobresaltos ni escándalos.

El día de su boda, Margot (Margarita en el DNI) sufre un ataque de pánico y huye dejando al novio plantado, cosa que, como no es de extrañar, no le sienta muy bien a su prometido, a su madre y al consejo de dirección de su empresa. Para olvidar un poco las penas, sale con sus hermanas Candela (Ingrid Garcia-Jonsson) y Patricia (Russian Red) y conoce a David (Álvaro Mel), un chico con una vida un poco caótica. David tiene varios trabajos de poca monta y duerme en un sofá en casa de una pareja de amigos, por lo que está a años luz del nivel socio-económico de Margot. David, además, acaba de romper con Idoia, una choni, también muy guapa, pero que espera que él sea alguien que no es.

Tras ese encuentro, Margot y David se hacen amigos con la excusa de querer recuperar a sus ex, pero como siempre se dice, el roce hace el cariño. Se van juntos de vacaciones a Grecia y en ese marco incomparable, entre retos, sexo, confidencias y aventuras surge el amor, aunque ellos no quieran reconocerlo.

Al final, se dan cuenta de que realmente no quieren estar con sus ex parejas y que van a intentar una relación, aunque ella sea más de la calle Serrano y él de Villaverde Alto. Un final que casi sorprende (a quienes no se hayan leído el libro), pero “Un cuento perfecto” acaba como queremos que acaben todas las series románticas, porque si la ficción no nos hace creer en el amor ¿qué nos queda?

Dónde ver Un cuento perfecto
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Cristina A. Alonso

Licenciada en Comunicación Audiovisual, seriéfila de nacimiento. El final de Lost fue horrible.

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